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Rafael Amargo, más de 20 años sobre los escenarios

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Conocedor de la más pura esencia del flamenco el joven bailaor ha recibido cantidad de reconocimientos entre ellos los cuatro premios Max de las Artes Escénicas. Sus coreografías son más que un espectáculo de baile ya que muchas veces enlaza con otro tipo de artes como la fotografía o la pintura.

Desde sus inicios, fue apadrinado por artistas como Luis Gordillo o Esperanza D’Ors y fotografiado por Burce Weber o Annie Leibowitz. Sus espectáculos se han representado por todo el mundo y nunca pierde las ganas de innovar.

El bailaor y coreógrafo granadino nos ha concedido una de las entrevistas más sinceras y personales mientras nos muestra su nueva colección de Amor Amargo “Ecléctico”.

Más de 20 años taconeando sobre los escenarios… Te descubrió Lola Flores. ¿Cómo fue aquel momento?

A mí me pasa siempre con los grandes como Lola Flores, Chavela Vargas o Gabriel García Márquez. Me ha costado menos conocer a esta gente grande o la vida los ha puesto por mi camino.

Los genios son muy sencillos… Llegué a un casting, tenía yo 16 años, era un alma, fui a Sevilla para la Expo ’92 en la que había un ballet grande que era de copla azabache con Rocío Jurado y llegué tarde a la audición, me cerraron las puertas. Fui el último y les dije que había viajado solo desde Granada… antes, hacer este viaje solo era todo un mundo… Y yo no iba a volverme a Granada con las manos vacías, “si no me han dado nada en Sevilla… pues me voy a Madrid” y así lo hice, y ahí estaba Lola Flores. Desde ese momento ya no paré, primero con Lola Flores, después con Antonio el bailarín…

Me encontré con 19 años y habiendo trabajado con gente muy importante. También me relacioné mucho con las artes plásticas porque conocí a una persona, Víctor del Campo, que era un gran mecenas, un marchante de arte y director de una feria de las más importantes de Europa de grabados y artes plásticas. Por ejemplo, en mi primera rueda de prensa fui apadrinado por Luis Gordillo, Esperanza D’Ors…

¿Cómo empezaste a vincular tu vida con el mundo de las artes plásticas?

A partir de ahí, como ese es un arte que se educa, tuve muchas inquietudes. Creo que la danza sería algo así como las artes plásticas en movimiento. La moda está en movimiento, igual que la costura, que vuela el tejido, está en movimiento… La moda me fascina, tiene un punto frívolo, sin embargo, en el Arte… me callo y hago silencio. La moda, de moda pasa pero el Arte se revaloriza con el tiempo.

¿A Chavela Vargas cómo la conociste?

Cuando me vine a Madrid, la trajo Pedro Almodovar después de ella haber salido del alcohol, 21 años bebiendo tequila… fui a verla a un festival y me quedé impactado. Al revés, igual, a ella le pasó lo mismo.

Y bueno cuando pasó todo este tiempo me fui a México, a Televisa a hacer un programa y pensé… “No es esto, yo venía a otra cosa, tengo que ver a Chavela”. Un impulso, pero los impulsos son ciertos, son mensajes. Fui a verla y cuando entré dijo “Te estaba esperando”. A partir de ahí me interesé por todo el mundo de los chamanes, el mundo mágico… pero de verdad, no de psicotrópicos ni nada de eso.

Allí, en lugar de hacer un drama de la muerte, hacen una fiesta. Muere tu cuerpo pero no tu alma. Tu alma se eleva a un sitio mucho más feliz.

Y hablando de realismo mágico ¿Me has dicho que también te encontraste por el camino con Gabriel García Márquez?

Sí, me encontré con él. Me veía como una criaturita y yo preguntaba mucho, era muy impaciente… Cuando vio a un joven con muchas ganas de aprender y que le seguía la conversación… pues le provocó una vulnerabilidad y un cariño… yo lo sentía así.

A Gabo lo conocí con 19 años, ahora tengo 42, a Lola con 16 años, a Chavela con 19 también.

¿Tus padres qué pensaban al verte crecer tanto y juntarte con gente tan importante?

Me fui de casa a trabajar a los 16 años y volví con 21. Yo a los 12 ya taconeaba en el camerino del teatro en el que trabajaba. Cuando me fui a Madrid, a los 16, fue cuando me independicé con un poder de mi padre, porque era menor, claro. Me acuerdo que la primera gala fue en el teatro Solís de Uruguay en Montevideo.

Yo creo que el teatro, la escritura… para mí nacen en Chile, Uruguay y Argentina, en el sur del mundo están los mejores autores como Borges, García Márquez…

Has colaborado con el museo Chillida de Hernani haciendo la coreografía, ¿cuéntanos cómo fue?

Cuando hizo el peine del viento, Eduardo Chillida, que era muy amigo, me llevó, me enseñó la obra y me dijo: ¿ves cómo peina el viento? ¿Podrías hacer una coreografía inspirada en esto?” A mí me encantó inspirarme en el viento, en lo que no se ve… Yo inauguré el Chillida Leku con una coreografía divina. También inauguré el museo Guggenheim de Bilbao.

Y ¿En qué momento personal te encuentras ahora?

Cuando yo vivía en Tokio en el año ’93, con todo este mundo de los chamanes, iba mucho a ver a una persona muy espiritual, que habla con el alma y se conecta… y me decía el año X vas a triunfar, en el año X vas a ir a los infiernos, te vas a enamorar… Te decía muchas cosas que luego se cumplían todas. Hemos llegado al último semestre del año donde me dijo las cosas que me iban a pasar y, de hecho, me están pasando todas.

¿Qué te impulsó a lanzarte como diseñador?

De la misma forma que me pasó con el arte de alguna forma me pasó igual con la moda. Cuando me interesó muchísimo fue cuando conocí al diseñador creativo de Balenciaga. La inquietud nace cuando estás con alguien que la desarrolla y te explica y te impulsa a ello. Y bueno también es importante saber equivocarse y rectificar.

¿Es la primera vez que has desfilado en la 080?

 

Sí, es la primera. Hace dos años y medio que vendo en Italia, pero es verdad que me daba mucho miedo que en España pensaran que quiero hacer de todo, bailar, diseñar… Hago muchas cosas aquí porque amo España.

Y de todos los países en los que has vivido ¿Cuál preferirías para vivir?

Tokio. Es maravilloso, me voy otra vez en dos meses, voy casi todos los años. Es maravilloso porque es un sitio donde nada se pierde, donde los principios son muy importantes. La gente de ahí es muy fría pero como yo soy muy caliente pues me encanta porque nos compensamos. Además, es un país muy seguro, no hay corrupción.

Me casé con una japonesa, era una relación muy maternal porque yo tenía 19 años y ella 37 y tenía una hija de año y medio que ahora tiene “veintipico” y me sigue llamando “papichan”.

¿En el desfile tenías un bloque dedicado a Dalí?

Sí a la Costa Brava, a los poetas, al mediterráneo…, yo soy muy lorquiano y Lorca amaba a Dalí y viceversa.

Para acabar, ¿podrías contarme la anécdota de tu abuelo con Lorca?

Mi abuelo era primo de él y su cartero confidente. Los pueblos de la Vega de Granada los llevan tres o cuatro familias. Están los que se dedican al campo y los que tienen los cargos públicos como el médico, el maestro de la escuela y el correo telegrafista.

Gente de pueblo pero con muchas ganas de aprender. De hecho la primera biblioteca en el año 1986 en la provincia de Granada se hizo en casa de mi abuelo y siempre decía que prefería medio pan y un libro porque con el libro decía que aprendía y le podía llevar a algún sitio para conseguir dinero.

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