Por lo general dura de 3 a 6 meses, pero hay zonas donde puede durar menos y en otras incluso más. Por ejemplo, una zona de resultados muy duraderos es el entrecejo; esto se debe a que son músculos relativamente cortos que no tienen más misión que la mímica, de ahí que se puedan poner dosis altas y profundas, muy efectivas, que duran mucho tiempo. En cambio es normal que en las patas de gallo dure menos, 3-4 meses, pues aquí tratamos un músculo extenso y fuerte, pero al tener la función de mantener el ojo cerrado y el párpado inferior con buen tono, no podemos poner dosis altas ni en profundidad sobre todo en su mitad inferior (a menos que no nos importe exponer a nuestro paciente a un párpado más débil y a que aparezcan bolsas con más facilidad ), así que sólo debilitaremos pero no paralizamos, y esas dosis más pequeñas y superficiales duran menos. Por otra parte, es habitual que el efecto se mantenga más tiempo si se repiten los tratamientos con periodicidad.
También influyen la edad, la forma de reaccionar de cada organismo y, claro, la técnica y dosis utilizada.